‘Mvet Ya Aba’A’, esculturas, instrumentos y máscaras de la cultura africana ‘Fang’

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‘Mvet Ya Aba’A
‘Mvet Ya Aba’A

La cultura africana «Fang» hasta abril en el MEH

La Sala de Exposiciones Temporales del Museo de la Evolución Humana expone la colección ‘Gabao’, reunida por el matrimonio Jesús Zoido Chamorro y Odome Angone y que muestra el ingenio y la vitalidad de unos pueblos de África ecuatorial que inspiraron los movimientos vanguardistas en el arte del siglo XX. La exposición podrá visitarse de forma gratuita hasta abril de 2019.

La directora general de Políticas Culturales, Mar Sancho, ha presentado esta mañana la exposición temporal ‘Mvet Ta Aba’A’. Objetos de fuerza y poder del golfo de Guinea’, una muestra que se podrá ver en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo de la Evolución Humana de forma gratuita hasta el mes de abril de 2019. Para esta exposición se cuenta con un centenar de esculturas, fetiches, relicarios, instrumentos musicales y máscaras que forman parte de la colección Gabao (Gabón), reunida por el matrimonio Jesús Zoido Chamorro y Odome Angone).

‘Mvet Ya Aba’A
‘Mvet Ya Aba’A

Buena parte de ellas procede del legado familiar de Odome, que pertenece a la etnia Fang (República de Guinea Ecuatorial, Camerún, Gabón y República Democrática del Congo). Del resto, la mayoría proceden de otros grupos bantúes que también viven en el interior del golfo de Guinea (Punu, Téké, Kota, Mbété, Myene, Kwele, Tsogo o Kongo) o en zonas más alejadas (Mangbetu). Además hay una pequeña representación de escultura pigmea.

La exposición ha sido comisariada por Odome Angone y Milagros Algaba y el proyecto museográfico ha sido realizado por la burgalesa Elisa Sanz, que ha obtenido recientemente su séptimo premio Max al espacio escénico. Está dividida en nueve espacios con numerosas piezas que hablan del ingenio y la vitalidad de unos pueblos que inspiraron los movimientos vanguardistas en el arte del siglo veinte. Son piezas atemporales que trascienden generaciones y que muestran la espiritualidad del África ecuatorial. Una parte de la exposición está dedicada a las estatuas, símbolos de identificación de la comunidad, otra a los ritos de iniciación, otro espacio al ‘Aba’A’ o casa de la palabra, donde se toman todas las decisiones o a la muerte, donde los relicarios tienen la finalidad de abolir las fronteras entre el mundo de los vivos y de los muertos.

Las piezas que se exhiben proceden de distintas etnias bantúes que viven en los bosques tropicales del interior del golfo de Guinea. Además, hay una pequeña representación de escultura bibayak (tradicionalmente conocidos como “pigmeos”). Estos grupos bantúes tienen mucho en común, fundamentalmente un orden social basado en el culto a los ancestros. Los ‘fang’, la etnia mejor representada en esta exposición, proceden, según algunas fuentes, de la meseta sudanesa, en el Este de África. Cuenta  su tradición oral que desde allí el ancestro mítico condujo a su gente hasta la selva.

‘Mvet Ya Aba’A
‘Mvet Ya Aba’A

Piezas vivas

Estas piezas fueron utilizadas en los ritos para los que fueron concebidas. A través de ellas se pretende dar una visión general de la forma de vida de una serie de pueblos que comparten vínculos culturales. El núcleo de la exposición es un concepto fundamental para el pueblo ‘Fang’ (y para otros pueblos bantúes de la zona): la transmisión de la “fuerza” de los antepasados a los vivos, que garantiza la supervivencia del grupo. El mvet narra, a través de la melodía heredada de los espíritus, la permanente lucha del hombre por mantener su existencia a través de la eternidad. En estas ricas culturas los lazos de parentesco y los sistemas de alianza garantizan la continuidad del linaje, cuyos miembros, vivos y muertos, están perpetua e inexorablemente vinculados al grupo.

La estatuaria y en general las imágenes plásticas, así como la música o la danza, son medios para acumular y transferir “Fuerza”. No existen de un modo aislado sino integradas como partes en el conjunto de una ceremonia global que logra de manera espontánea el ideal del arte total. Porque el arte bantú es arte ritual. Es el resultado tangible de un complejo sistema de ideas y creencias, de tal forma que si se comprueba la ineficacia ritual de una pieza, esta pierde todo valor y puede ser destruida sin el menor miramiento. Así pues, el objetivo de la exposición trasciende las cuestiones estéticas, “descubiertas” por las vanguardias artísticas de comienzos del siglo XX, que tan profunda huella han dejado en el arte contemporáneo.

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