En busca de una nueva vida en Palacios de Benaver

Kerollos, Hanan y sus cuatro hijos
Kerollos, Hanan y sus cuatro hijos se han instalado en la pequeña localidad burgalesa para empezar de cero después de salir de su Egipto natal perseguidos por su condición de cristianos coptos.
Palacios de Benaver tiene desde hace unas semanas nuevos vecinos: una familia llegada desde Egipto. Kerollos y Hanan, son una joven pareja de 31 y 29 años, padres de cuatro niños. La familia, cristianos coptos, ha llegado a España “huyendo de una vida que se hacía cada vez más complicada por la persecución a la que nos veíamos sometidos por parte de una familia musulmana vecina”. Así lo explica Kerollos. No habla español pero se hace entender a través del teléfono móvil gracias al traductor.
“Hay muchos problemas y persecuciones a cristianos”, asegura al tiempo que denuncia que el Estado Islámico “prende fuego a nuestras casas y a nuestras iglesias y secuestran a nuestras niñas”. Kerollos lamenta que “la Policía egipcia no hace nada. No está de nuestro lado. Como cristianos estamos pisoteados en Egipto porque la inmensa mayoría de los agentes son musulmanes y como tal, apoyan a sus hermanos musulmanes”, señala.

El cristianismo es la segunda religión más importante en Egipto, con una población estimada de entre el 10% y el 20% de la población total. La mayoría de los cristianos egipcios son coptos, miembros de la Iglesia ortodoxa copta o de otras iglesias coptas. Decenas de miles ya han abandonado el país en los últimos años porque son blanco de la filial local del autodenominado Estado Islámico. Se marchan a países como Canadá o EEUU y otros eligen Europa como destino de un éxodo en el que no se pone foco. Un éxodo callado y sin retorno.
A pesar de todo salir de Egipto no fue una acción sencilla. La pareja tomó la decisión después de que el joven pasara seis meses en el hospital por un atropello intencionado “con un carro de hierro”. Marcharse no fue un camino fácil. “Salimos de Egipto el 28 de septiembre del pasado año por medio de una mafia que nos sacó 24.000 euros”, recuerda el hombre. Desde el aeropuerto del Cairo salieron hacia Marruecos. Una vez en Marruecos la familia partió hacia España donde llegaron el 29 de septiembre. “Aquí nos entregamos a la Policía al tiempo que presentamos nuestra solicitud de asilo”, recuerda el joven.
De la mano de Cruz Roja empezaron el camino hacia una nueva vida. Un camino muy complicado. “Nos alojaron en Madrid y después en Tarragona”. Posteriormente, Cruz Roja transfirió el caso de esta familia a otra entidad y finalmente “llegamos a Burgos”, señala Kerollos. Desde febrero y hasta abril, la familia percibió una pequeña ayuda económica de 1.200 euros para sobrevivir, pero poco después la petición de asilo les fue rechazada y llegó el vértigo. “Con la denegación del asilo, la entidad nos dijo que debíamos abandonar el piso en el que estábamos en un plazo de quince días y que a partir de ese momento teníamos que depender de nosotros mismos”.
En ese momento entró en juego Cáritas. Fue gracias a la asociación que la familia encontró una oportunidad en Palacios de Benaver y en la antigua casa del cura cedida por las monjas benedictinas, han empezado a construir un hogar. La localidad, al igual que las asistentas sociales del CEAS de la Diputación de Burgos, se ha volcado con ellos. Los vecinos les ayudan con ropa, comida y elementos de primera necesidad. Su alcaldesa de la pequeña localidad, Isabel López, ha trabajado intensamente para tramitar los empadronamientos y escolarizar a los niños en el colegio de Tardajos, donde ya acuden a clase. “De hecho, los pequeños hablan algo de español”, señala la primera edil.
El objetivo principal de Kerollos ahora es encontrar trabajo, pero es ahora es imposible. “Sin papeles nadie nos da trabajo”, apunta. “Llevamos siete meses en España y desgraciadamente no he recibido aún mis papeles”, lamenta. El joven contaba con varios empleos en su Egipto natal. “Me dedicaba al software y hardware de telefonía móvil y de ordenadores”, señala. Además, “trabajaba para Uber con mi coche y contábamos con una granja avícola en la que además teníamos frutales”. Ahora toca empezar de cero y no es tarea sencilla.
En Egipto, Kerollos tiene a su familia: su padre, su madre y su hermano Imad, con el que se comunica cada semana y al que pide que le recuerde a sus padres que les quiere. Ahora toca seguir caminando para empezar de cero y construir una nueva vida y a buen seguro que esta familia seguirá encontrando en sus vecinos de Palacios de Benaver el apoyo necesario.