María José Castaño: Para pintar Silos hay que olvidarse de todo y vaciarse

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Hasta el 16 de febrero los muros del Monasterio de Santo Domingo de Silos acogen la obra de la pintora burgalesa María José Castaño.

«Las verdes praderas del Cielo» recuerdan el Monasterio de Silos y su entorno lleno de colores que apenas había utilizado hasta ahora.

La idea de esta exposición surgió tras la propuesta del Abad de Silos, Don Lorenzo Maté a María José Castaño en diciembre de 2015 «con motivo de la entrega de unos premios que me habían concedido». La respuesta no se hizo esperar, y en el mismo momento, Castaño se comprometió con Silos.

Sólo una condición, tiempo para preparar más obra. Y así fue. Tras nueve meses de trabajo, «ha sido como un embarazo con parto», María José colgaba sus obras en una sala muy especial del Monasterio, con siglos de historia y en la que ya han colgado sus piezas Antoni Tàpies, José María Sicilia, Joan Miró, José Manuel Broto o Esteban Vicente en colaboración con el Museo Reina Sofía.

Sus días de trabajo en campo eran los lunes, cerrado al público, estaba sola, en silencio, todo era inspiración y trabajo dentro del claustro que luego se trasladaba a su espacio de trabajo donde «comenzaba a plantear los formatos y a trabajar a tope».

Y el resultado está ahí, de donde partió, las imágenes dentro del original, inundando de colores que apenas había utilizado hasta estos momentos como amarillos o magentas, colores «con los que no me reconozco» y el color protagonista de esta exposición, el verde más luminoso sin olvidar los azules y morados que la caracterizan.

«Las verdes praderas del Cielo» no hacen más que recordar el Monasterio y su entorno, columnas y capiteles, el claustro, el ciprés o la majestuosa secuoya, sin olvidar los paisajes que rodean este espacio, Carazo, La Yecla, el Mataviejas, Santa Cecilia, San Pelayo…

Las obras inundan de color el espacio, colores que apenas había utilizado hasta estos momentos como amarillos o magentas, «colores con los que no me reconozco»

María José Castaño ha soñado desde niña con este momento. Comenzó a pintar Silos desde muy pequeña y el momento ha llegado aunque con un amplio bagaje en sus pinceles «acumulando experiencias, China, el río, el mar… todo está en tus manos y al final se expresa».

Hay cambios en los colores pero también en la pincelada porque «China me marcó, aunque todo marca. Mi paleta era muy sobria y sí que hay una evolución, me he dejado más libertad en la paleta de colores».

El reto ha sido difícil, «no me contentaba con un Silos ya conocido por mí, no quería repetirme ni acercarme a los grandes canteros, quería hacer otra cosa». Y lo ha conseguido, ha logrado un cambio «empezar de nuevo, no repetirme e ir un poco más allá».

Y ese es el camino por el que continúa María José Castaño, «ir un poco más allá» con un futuro por descubrir, hacia adelante «estoy en otra fase tras la presión para realizar esta exposición, más libre, con paisajes abiertos, porque mentalmente parece que comienzo de nuevo, un adiós, aparco todo, pero en el fondo no es un punto y aparte, es una evolución».

Para María José Castaño haber podido pintar en el Monasterio de Santo Domingo de Silos ha sido un lujo, con silencio, «esa paz sobrecogedora que me hace preguntarme ¿qué hago yo aquí?».

Es un reto importantísimo y muy fuerte, «pensaba que iba a ser más fácil porque había estado por aquí un año en 2002 y creía que lo tenía aprendido, pero no fue así, te acercas de otra manera y te preguntas ¿que resumen hago de todo esto?». Para Castaño es mágico, la piedra, el tiempo, hay que olvidarse de todo, «vaciarse» para comenzar de nuevo.

«Estoy en otra fase tras la presión para realizar esta exposición, más libre, con paisajes abiertos, porque mentalmente parece que comienzo de nuevo, un adiós, aparco todo, pero en el fondo no es un punto y aparte, es una evolución».

En cuanto al futuro, lo próximo será una exposición colectiva en Circulo Central de Cajacírculo en Burgos, «una sorpresa» con pintores, escultores y gente del teatro, y a nivel individual «tengo un proyecto en Santander, en la Casa Museo del Marqués de Valdecilla donde me han propuesto una exposición para este verano a la que llevaré obra de otras etapas y por supuesto el mar que tanto he pintado».

Y cuando se acerquen a esta exposición, que finaliza el 16 de febrero, no se olviden el catálogo de la misma, donde Asís G. Ayerbe además de recoger toda la obra, crea un interesante «despiece» de la misma.

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