El complot del otoño de 1938

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Burgos estuvo bajo sospecha en el otoño de 1938 y los ciudadanos republicanos fueron sometidos a una estrecha vigilancia

Tres profesores de la UBU descubren una investigación policial para desarticular un complot contra Franco en Burgos

Los autores con el editor
Los autores con el editor

El Servicio de Información de la Policía Militar, SIPM, investigó en el otoño de 1938 un supuesto complot contra el general Franco y el ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer. Este acontecimiento, inédito y desconocido de la Guerra Civil, tuvo lugar en Burgos, entonces capital de la España sublevada.

Los periodistas y profesores de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Burgos, Miguel Ángel Moreno, José María Chomón y Clara Sanz, así lo refieren en su nueva obra “El complot del Cementerio Viejo. Otoño de 1938: Burgos bajo sospecha por el intento de matar a Franco”, coordinada por el primero de ellos y editada por Dossoles.

La publicación saca a la luz los informes policiales que el SIPM llevó a cabo en la capital de la cruzada para intentar desarticular un presunto complot que se estaría fraguando en Burgos para matar al general Franco o, en caso de que este no prosperara, atentar contra el ministro del Interior, Ramón Serrano Suñer. Todo comenzó como consecuencia del «chivatazo» que un ciudadano burgalés proporcionó a esta policía Militar, que dio crédito a la denuncia y se puso a trabajar denodadamente para frustrar el atentado. Las investigaciones, que dieron lugar al denominado Informe Benlo, fueron dirigidas por el espía austriaco Herman Heide, que contó con un equipo formado por 13 policías y varios infiltrados para poner boca arriba la ciudad y conseguir desmontar esta conspiración.

Las indagaciones, que tuvieron en su punto de mira a supuestos “rojos” y desafectos a la causa nacional, así como a personal militar, se iniciaron en el cementerio viejo, sito en la calle Fernán González, se extendieron a la ciudad y volvieron de nuevo al cementerio, que se sometió a un importante rastreo y registro. Precisamente, el descubrimiento de los informes policiales se produjo como consecuencia del hallazgo de dos fotografías de dicho cementerio custodiadas en el Archivo Militar de Ávila.

Del expediente que se incoa como consecuencia de la investigación del complot contra Franco se deduce que se hizo un seguimiento exhaustivo a 142 personas -se tacha de “rojas” a 86; de afines al régimen, 40, y de las otras 16 no se especifica adscripción ideológica-. Durante los tres meses que duró la investigación fueron trilladas algunas zonas de la ciudad casa por casa; se introdujeron infiltrados en bares y numerosos establecimientos hosteleros, y se espiaron diferentes dependencias militares. Tras el nombramiento de un juez especial comenzaron a efectuarse las primeras detenciones en noviembre de 1938. Al menos fueron 24 las personas detenidas -hombres y mujeres-, algunas de ellas sometidas a interrogatorios “especiales”, y que acabaron cumpliendo años de cárcel.

¿Realmente se preparaba en Burgos un complot para matar a Franco? A juicio de los autores, “parece muy improbable que tal amenaza existiera”, y se inclinan por pensar que la conspiración “fue fruto de las maquinaciones policiales más que de la realidad”. Ahora bien, más allá de que este complot fuera o no real, el documento permite conocer un capítulo inédito, duro e inimaginable de la ciudad, donde a decir de muchos “Burgos era una balsa de aceite”.

“Infinidad de burgaleses, especialmente los leales a la República y aquellos que ya habían sufrido la represión de la guerra, con muertes y encarcelaciones de sus familiares y amigos, tuvieron que soportar la vejación de seguir bajo sospecha en un asfixiante ambiente lleno de intrigas y delaciones”, afirma el coordinador de la obra, Miguel Moreno, quien considera que este hallazgo “permitirá seguir profundizando sobre el Burgos de la época que ni salía en los periódicos ni en los discursos oficiales. Además, será clave para seguir ahondando en la Guerra Civil y en cómo ciudadanos normales intentaban sobrevivir en una época de penuria”, concluye.

Miguel Ángel Moreno, José María Chomón y Clara Sanz han publicado numerosos libros y artículos en las más prestigiosas revistas científicas, principalmente en el ámbito de la prensa, la radio, el patrimonio o la fotografía histórica. El estudio sobre la historia del Periodismo les ha llevado a investigar en los principales archivos españoles, y ha sido precisamente en el curso de esa labor documental cuando se han encontrado con este hecho ignoto de la Guerra Civil española.

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