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Han sido muchos los que se han acercado a degustar uno de los manjares de las fiestas que se celebran en Burgos, la cecina del Barrio de San Pedro de la Fuente.

Hay que reconocer el trabajo de los voluntarios de la peña Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente y de la Peña La Alegría de San Pedro que hacen posible que cada año la cecina esté espectacular.

Javier Lacalle en el reparto de cecina
Javier Lacalle en el reparto de cecina

La tradición de fogones en Burgos es larga, y las citas populares con la gastronomía como excusa, amplia. El día de San Antón, su cofradía repartía los titos, Los Cucos celebraban la matanza y hoy, el barrio de San Pedro de la Fuente festejaba su fiesta, la Cátedra de San Pedro, más conocida como la Fiesta de la Cecina, la más tradicional de la ciudad. El olor a cecina cocida, chorizo y morcilla invade el barrio. La cola de los que esperaban los pinchos, como todos los años, no cesaba.

Pero para que esto sea posible, y todo esté a punto, es necesario mucho trabajo. Casi una semana antes comienzan los preparativos y a la cabeza, cinco mujeres que trabajan como ninguna, y a las que ayudan muchos voluntarios. Milagros, Flori, Clari,  Juli, Aurelia y Angelines a las que se suman Ana, Teresa, Pilar, Nati o Sara a la hora del reparto y el marido de Flori, Bobi, que es el que organiza y controla  todo, son miembros de la peña Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente, “la peña roja” por llevar el mismo uniforme que en los San Fermines. El frío, que pasan un rato porque el local donde elaboran la cecina no tiene calefacción, no es impedimento para preparar los 60 kilos de cecina, 50 de morcilla

Voluntarios preparando la cecina, el chorizo y la morcilla
Voluntarios preparando la cecina, el chorizo y la morcilla

«Tere» y 50 de chorizo. El martes comenzó la elaboración, echando a mojo la cecina y preparando y limpiando las verduras y la cecina (no hay que olvidar que la cecina es una carne curada). Comenzaron a cocerlo durante cuatro horas, con huesos, gallina, tocino, acelga,  puerros, garbanzos y zanahoria,  Pero aún no se ha acabado. Tras sacar la cecina del cocido y dejarla enfriar, se procede a su limpieza y a cocer las morcillas y los chorizos en el caldo del cocido. Hoy por la mañana, toca calentar todo lo cocido y tener preparadas las mesas, bandejas, vino, pan y muchas manos que no dan abasto al trasiego de bandejas que se llenan y se vacían a una velocidad de vértigo.

Y después, la parte menos grata

Bandejas de cecina preparadas para el reparto
Bandejas de cecina preparadas para el reparto

Y si hasta ahora no han parado, tras el consuno del manjar queda la parte “menos grata”: fregar. Mañana a las nueve de la mañana -alguno pregunta ¿tan pronto?- comienza la limpieza de toda la “cacharrería” a cargo de las seis “voluntarias”, con una queja  y una petición al alcalde, un año más, ya que en el local donde preparan las viandas no hay agua caliente y las tareas se complican, aunque nada que no tenga solución gracias a la buena voluntad y predisposición de los «cooperantes». No se dan por vencidas para ver si «algún año de estos» llegan a buen puerto las peticiones. También piden un relevo generacional, “porque vamos cumpliendo años y es necesario que la gente joven se incorpore para mantener esta tradición”.

 

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