Voluntarias de la cecina

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La fiesta de la Cátedra de San Pedro de Antioquía en San Pedro de la Fuente, popularmente conocida como «de la cecina», es una de las fiestas más populares y tradicionales de la ciudad.

La buena climatología y que el 22 haya sido sábado, ha propiciado que hayan sido muchos los que se han acercado a degustar la cecina que con tanto cariño y esfuerzo preparan cada año los voluntarios de las Peñas Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente y La Alegría de San Pedro, que hacen posible que cada año la cecina esté espectacular.

La cecina de San Pedro de la Fuente
La cecina de San Pedro de la Fuente

Y es que la mano de estos voluntarios para preparar este sabrosísimo manjar en nada envidia a la de los más reputados chefs del panorama patrio. La cecina, de la que este año se han preparado más de 60 kilos, es un trabajo arduo que comienza casi una semana antes, trabajo en el que ponen todo su empeño Milagros, Clari,  Juli, Aurelia y Angelines a las que se suman Ana, Teresa, Pilar, Nati o Sara a la hora del reparto y el marido de Flori, Bobi, que es el que organiza y controla  todo, son miembros de la peña Recreativa Cultural de San Pedro de la Fuente, “la peña roja” por llevar el mismo uniforme que en los San Fermines. Este año una de las incondicionales, Flori, no ha podido participar por estar recuperándose de una operación. Ánimo Flori.

El martes comenzó la elaboración, echando a mojo la cecina y preparando y limpiando las verduras y la cecina (no hay que olvidar que la cecina es una carne curada). Comenzaron a cocerlo durante cuatro horas, con huesos, gallina, tocino, acelga,  puerros, garbanzos y zanahoria,  Pero aún no se ha acabado.

Reparto de la cecina
Reparto de la cecina

Tras sacar la cecina del cocido y dejarla enfriar, se procede a su limpieza y a cocer las morcillas y los chorizos en el caldo del cocido. Hoy por la mañana, toca calentar todo lo cocido y tener preparadas las mesas, bandejas, vino, pan y muchas manos que no dan abasto al trasiego de bandejas que se llenan y se vacían a una velocidad de vértigo. Mucho trabajo para que todos puedan degustar este manjar.

Y después, toca fregar y recoger

A pesar de las peticiones que año tras año estas voluntarias han hecho al consistorio, aún no ha llegado el ansiado local y el calentador, teniendo que fregar todos los enseres a la vieja usanza, calentando agua y aclarando en la fuente, todo un plan para el siglo XXI, aunque no se dan por vencidas y siguen esperando que algún día lleguen esta peticiones.

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