La Guardia Civil investiga a una persona por la sustracción de 534 kg de baterías

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El rastro de las 10 baterías hurtadas ha llevado a los investigadores hasta una chatarrería donde fueron entregadas | La colaboración ciudadana ha resultado determinante para el esclarecimiento del hecho

La Guardia Civil ha investigado en Burgos a R.D. (35), como presunto autor de un delito de hurto de 10 baterías de carretilla elevadora. Los hechos ocurrieron días atrás en una empresa con sede social en una localidad del Alfoz, cuando desde el propio comercio se denunció la desaparición de 10 baterías en desuso, empleadas por este tipo de vehículos elevadores, que se encontraban apiladas en los exteriores de la nave.

La Guardia Civil abría una investigación que permitió obtener rápidamente importante información; así se supo, gracias a la colaboración ciudadana, de la presencia sospechosa de un vehículo en las inmediaciones de la empresa en el horario y fecha en que supuestamente se produjo el hurto, lo que favoreció trabajar sobre una firme línea de investigación.

Por otra parte fruto de las entrevistas mantenidas en varias chatarrerías y plantas de reciclaje del sector, dichas indagaciones arrojaron más luz al caso, al conocerse de la entrega en días sucesivos a la perpetración del ilícito de una partida de 534 kilogramos de baterías de las mismas características que las sustraídas, que no han podido ser recuperadas ya que fueron enviadas a una planta de residuos para su reciclado.

Las pesquisas practicadas han permitido la identificación del presunto autor, que una vez localizado ha sido investigado en dependencias oficiales del Cuerpo por los hechos relatados. Las diligencias instruidas han sido entregadas en el Juzgado de Instrucción Nº 2 de Burgos.

El destino final es el reciclado y fundición

El seguimiento de este tipo de ilícitos y su esclarecimiento es siempre complicado dadas las singulares características del material sustraído. Los autores se deshacen deshacerse rápidamente de la mercancía para no ser descubiertos, vendiéndola en chatarrerías, obteniendo pingües beneficios.

El destino final es siempre el reciclado y en su caso la fundición, acción que además de implicar la destrucción de pruebas imposibilita la recuperación del material, que por otra parte nunca será devuelto a su titular.

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