“Por cielo, tierra, aire y mar», un año distinto en San Lesmes Abad

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San Lesmes

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La pandemia sigue condicionando las fiestas de Burgos, en esta ocasión, la de su patrón, San Lesmes.

Hace un año, la mañana fría y con amenaza de lluvia condicionaba en cierta medida los actos centrales del día del patrón de Burgos, San Lesmes. Este año, el condicionante es sanitario, el coronavirus, que hace nueve meses llegó a nuestras vidas para, de momento quedarse, y dar un vuelco a nuestras vidas.

Daniel de la Rosa encendiendo el cirio
Daniel de la Rosa encendiendo el cirio

La fiesta de San Lesmes sigue la tónica de todas las del pasado año 2020 y las que llevamos en este 2021, asistencia reducida a los pocos actos que se han podido celebrar y sobre todo, Youtube, que se ha convertido en el canal para «asistir» a todos esos actos.

El Ayuntamiento de Burgos ha potenciado su canal y retransmite muchos de los acontecimientos que se celebran para que todos los burgaleses puedan participar en ellos. Es el caso de la festividad de San Lesmes, sin comitiva, sin grupos de danzas, sin Gigantillos, Danzantes ni Tetines … y con la misa con apenas 25 participantes.

Muchos echarán de menos tradiciones como la del reparto de roscos, que este año deberán durar un año más, chorizo o morcilla, pero si en este 2021 nos lo hemos tenido que saltar, llegará el 2022 con la esperanza de que todo haya pasado y podamos volver de nuevo a la normalidad que conocíamos, aunque en el recuerdo permanezca esta situación kafkiana que nos ha tocado vivir y podamos volver a decir “Por cielo, tierra, aire y mar»

Tradición a lo largo de los siglos

San Lesmes
San Lesmes

La tradición de los panecillos viene del milagro que el santo realizó cuando sin tener comida para dar a los peregrinos que pasaban por el Monasterio  de San Juan, se encomendó a Dios y logro repartir panecillos para saciar su hambre.

El gremio de pasteleros quiso honrar al santo, por lo que hace una treintena de años, se realizó un concurso entre todas las confiterías, ganando el premio el dulce de hojaldre relleno de crema, nata o mixto, con la superficie brillante gracias al baño de gelatina de albérchigo, de textura crujiente, el Rosco de San Lesmes, con un delicioso sabor por la mantequilla y huevo que incorpora, escondiendo en su interior  un báculo de San Lesmes que, siguiendo la tradición, quien lo encuentra, debe pagar el rosco que se elabora en honor del patrón de la ciudad, un monje francés que vivió en los siglos X y XI(1035-1100) y que se afincó en Burgos para cuidar a los peregrinos. Tradicionalmente se hacían los roscos de pan o bollo el día 30 de enero, fiesta de San Lesmes. Se venden, una vez bendecidos, solos o acompañados de morcilla de Burgos o chorizo y una jarra de vino. El rosco que no se come, se debe colgar en la cocina y siempre que hay algún problema se le debe dar un buen mordisco aunque esté duro, y rezar al santo. Todos los años, según manda la tradición, se debe cambiar por uno nuevo, todos los años menos este.

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