Una ola de esperanza e ilusión

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La Maravillosa Orquesta del Alcohol conquista el Fórum Evolución con ocho sesiones en las que el público se entregó totalmente. Presentando su último disco, «Ninguna ola», el septeto burgalés hace vibrar todas las butacas del auditorio

Fotografías: Alejandro López Martínez.

Es sábado, ellos lo saben. Llueve, diluvia, sin embargo, «en Burgos bajo la lluvia cada gota es una orquídea», ya lo dicen ellos y no es un impedimento para ver a La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La M.O.D.A.), en el Fórum Evolución Burgos. Al son de Johnny Cash, con «I Won’t Back Down», el público espera con más ganas que nunca para verlos, y de repente, pintado todo de negro, ahí salen burgaleses, poniendo a mayores, pequeños, adolescentes, a todos, con júbilo e ilusión al compás de su música.

David Ruiz, cantante de la M.O.D.A.
David Ruiz, cantante de la M.O.D.A.

Con todas las entradas prácticamente agotadas para las ocho sesiones de conciertos (dos sesiones cada día) de la banda burgalesa en la capital, los espectadores disfrutan de una hora y media con todas las medidas de seguridad sanitarias pertinentes. Y es que, David Ruiz, cantante de la banda, remarca la importancia de la cultura en estos tiempos y defiende que se puede realizar de forma segura. El grupo burgalés toca en casa y se sienten privilegiados, con más ganas que nunca de darlo todo ante su público.

Cada sesión es única, pero la verdad es que cada vez que La M.O.D.A. hace un concierto, lo pone todo encima del escenario y, así, lo ha vuelto a poner patas arribas con todos sus ritmos. Poco a poco van sonando todas las canciones de su nuevo disco, «Ninguna Ola», un trabajo que recoge diez temas que son coreados por todos los asistentes. Todo comienza con «93compases», donde estalla la adrenalina contenida de la última, o, primera vez de los espectadores. «La Vuelta», «Un Bombo, una Caja», «Conduciendo y Llorando», «Barcos Hundiéndose»… nuevos temas que pronto se convertirán en himnos que resonarán con fuerza por todo el país con origen burgalés.

La platea y el anfiteatro del auditorio del Fórum Evolución tiembla y vibra incesantemente de emoción con cada canción. «Brindemos por la tempestad, quién sabe qué vendrá detrás», vitorean más fuerte que nunca los espectadores. Adolescentes y jóvenes graban su canción favorita con el teléfono haciendo que «nubes que antes parecían siempre negras ahora son caleidoscopios en el centro de un volcán». La emoción se pone a flor de piel cuando todo el auditorio se llena de las luces de los móviles del público cuando cantan «Hay un fuego».

Tras recorrer «PRMVR», «Vasos Vacíos», «1932» o bailar con «Los Lobos», el público pide incansablemente más y más. Y es que, al final, «esa sensación de no haber perdido tu tren», disfrutando de «los héroes del sábado», para «volver a volver» a lo que más gusta, te hace pensar que «siempre hay una luz» a pesar de las circunstancias.

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