Cuartetas a la Virgen del Mercado

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Cuartetas Virgen del Merdado

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Santo Domingo de Silos honraba ayer a su patrona, la Virgen del Mercado. Los danzantes ofrecieron preciosas cuartetas a la Virgen del Mercado con fervor ante la devoción de los asistentes.

En la iglesia de San Pedro (Siglos XII – XVII) se venera la imagen de la Virgen del Mercado, patrona de la localidad, cuya fiesta festejan los silenses el día 2 de julio, con sus danzas tradicionales, realizadas por los niños del pueblo, declamando sus coplas. Los jóvenes elaboran y  colocan un gran ramo en la puerta de la iglesia de San Pedro antes de la celebración de la misa.

Durante la celebración eucarística tiene lugar la ceremonia para el nombramiento de nuevos miembros de la Cofradía de Nuestra Señora. También se entonan canciones de la fiesta, como el himno a la Virgen del Mercado, la Peregrina y la Jota de la Virgen de Silos.

Pero la mayor singularidad de esta fiesta radica en la participación de ocho niños danzantes vestidos con trajes típicos (enagua blanca almidonada, camisa, medias y zapatillas blancas; dos anchas bandas de seda cruzadas por el pecho y la espalda y una pañoleta, también de seda, ceñida a la cintura; cintas en los brazos y en la cabeza, todas ellas de muy vivos y variados colores) que provistos de castañuelas o palos bailan las danzas al son del tambor y la dulzaina y son dirigidos por el zarragón, un muchacho o persona de mayor edad que viste una llamativa indumentaria (pantalones y chaqueta de colores rojo y amarillo y un gorro, de los mismos colores, de militar de campaña), que marca su ritmo con un gran crótalo. Las danzas de Silos se sustentan en unas letras que no se cantan en voz alta, sino que son entonadas mentalmente por cada niño para ayudarse a mantener el ritmo correcto.

Las danzas se ejecutan en diversos momentos de la jornada: Al trasladar la Virgen al templo parroquial por la mañana antes de la misa; tras esta celebración, durante la procesión por las calles del pueblo y en la plaza; por la tarde, tras el Rosario, en la puerta de la iglesia y a petición de los habitantes del pueblo. Tras las danzas de la mañana, los niños entonan sus versos (cuartetas) a la Virgen. Comienza el zarragón con una invocación breve y general a la Virgen del Mercado. Luego, cada niño realiza su propia petición a la Patrona.

Esta festividad se remonta al siglo XIV. El baile principal, que ahora se ejecuta en una explanada junto a la Fuente Grande, antiguamente tenía lugar a la sombra de una gran olma cuyas ramas llegaban hasta el campanario de la iglesia del monasterio. En 1792, concluida la nueva iglesia del cenobio, los monjes decidieron podar la olma porque estorbaba el paso de la luz por la ventana del ábside. Pero la olma era considerada un árbol sagrado por los vecinos. A su pie, el día de la fiesta, descansaba la Virgen del Mercado en la procesión. Una turba de mujeres tocando las campanas a rebato consiguió reunir a los hombres para impedir que la olma fuese tocada. Mucho más tarde, en 1948, un rayo partió y terminó secando el venerable árbol.

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