Detectados más de 100 gramos de drogas en el cuerpo de un familiar de un interno de Burgos

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La Unidad Canina del Centro Penitenciario de Burgos ha detectado y marcado a una mujer como portadora de las drogas. Se ha producido previamente a la celebración de una comunicación familiar

La Unidad Canina del Centro Penitenciario de Burgos ha detectado y marcado esta mañana, durante la celebración de las comunicaciones familiares, a un familiar de un interno que podría portar alguna sustancia no autorizada en prisión.

En ese momento se ha activado el protocolo establecido para este tipo de situaciones. El procedimiento establece que la persona que podría llevar sustancias prohibidas dé su autorización para su cacheo. Sin embargo, no ha hecho falta llegar a ese punto porque ha sido la mujer del preso la que, una vez firmado el consentimiento, ha procedido voluntariamente a extraer de su cuerpo la droga que portaba:

  • 86,8 gr hachís
  • 24,4 gr sustancia blanca (por determinar, presumiblemente cocaína)
  • 13 gr de otra sustancia desconocida (por determinar)

En ese mismo instante se ha avisado a la Guardia Civil, quien se ha hecho cargo del familiar del interno, y también de las sustancias, pendientes de su análisis para concretar su composición.

El Centro Penitenciario de Burgos autorizó la semana pasada la reanudación de las comunicaciones familiares, las únicas comunicaciones especiales que tiene abiertas, además de las de por locutorio.  Llevaban más de un mes suspendidas.

Pionera en la Secretaria General

La cárcel de Burgos fue pionera en la puesta en marcha de la primera Unidad Canina en el control de drogas por parte de funcionarios de prisiones.

El sistema que utilizan los canes para detectar si hay droga es el denominado “marcaje lapa”. El perro se limita a señalar el sitio en el que puede hallarse el estupefaciente sin agresividad alguna hacia las persona. Se trata, por tanto, de una técnica apenas invasiva en la intimidad de los internos.

La presencia de sustancias estupefacientes- en mayor o menor medida- en el interior de los centros penitenciarios repercute negativamente en la salud de los internos, en los programas de tratamiento específicos para la drogadicción, en la vida regimental  y normal funcionamiento de la prisión, etc.

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