Al tercer año… ‘resucitó’ la procesión del Santo Entierro

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Procesión del Santo Entierro

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Recuperando una tradición olvidada en los años 40, la catedral de Santa María ha marcado la salida de los dieciocho pasos de la procesión del Viernes Santo, retransmitida en directo por TVE.  

Procesión del Santo Entierro
Procesión del Santo Entierro

«¿Mamá, qué pasa? ¿Por qué no se puede hablar?», pregunta asombrado ante tanto silencio un niño de unos tres o cuatro años en la plaza de Santa María. «Es que van a enterrar a Jesús», le susurra su madre que, cual catequista, ha explicado al pequeño todo lo que sucedía a los pies de la Catedral. El Santo Entierro ha reunido esta tarde todo lo que un solemne y regio funeral pudiera tener: los timbales del Consistorio, la presencia de cientos, miles de cofrades; autoridades civiles y eclesiásticas –arzobispo a la cabeza–, los desgarradores sonidos de las cornetas, el redoble de los tambores, el abrumador silencio de una despedida. Después de dos años de pandemia, el tercero ha sido como una especial ‘resurrección’ de la procesión general del Viernes Santo, con la Seo como protagonista y las cámaras de Televisión Española como fieles testigos de excepción.

A las siete y cuarto, con la puesta de sol de una calurosa tarde de primavera poco habitual en la ciudad, los treinta y tres miembros de la Hermandad del Santo Sepulcro –en recuerdo de la edad de Cristo al morir– trasladaban desde la capilla del Corpus Christi a la plaza de Santa María la imagen de Cristo Yacente para colocarla en su sepulcro de cristal. El toque de oración ha recordado el trágico momento. Tras la talla, obra del escultor Francisco Font (1913), de la Catedral de Santa María han desfilado una tras otra las dieciséis cofradías que integran la Junta de la Semana Santa de Burgos, acompañando dieciocho pasos y recuperando así una tradición abandonada en los años cuarenta.

Procesión del Santo Entierro
Procesión del Santo Entierro

El Santo Entierro ha continuado su itinerario por Santa Águeda, Nuño Rasura, plaza del Rey San Fernando, arco y puente de Santa María, plaza de Vega, Miranda, San Pablo, Mío Cid, Santander y San Juan, hasta la plaza de Alonso Martínez, donde las cofradías se han disgregado para volver a sus sedes parroquiales acompañando sus respectivos pasos. Antes de emprender el itinerario de regreso, el arzobispo, don Mario Iceta, ha entregado a cada hermano mayor un diploma como señal de agradecimiento por la implicación de sus respectivas cofradías en el progresivo resurgir de la Semana Santa burgalesa. El pastor de la archidiócesis ha acompañado finalmente la imagen del Cristo yacente hasta la Catedral, donde ha finalizado la magna procesión.

«La muerte de Jesús no es aniquilación, sino donación» 

Antes del acto en las calles, el arzobispo ha presidido, también en la Seo, la solemne celebración litúrgica de la pasión y muerte del Señor. «Jesús no murió, expiró, entregó el Espíritu, donó algo. No es la aniquilación, es la donación», ha dicho en su homilía. «El amor siempre genera vida y la falta de amor genera muerte». «Y cuando somos amados hasta el infinito, nuestra vida puede crecer hasta el infinito, hasta la eternidad y atravesar la orilla infranqueable de la muerte», ha subrayado.

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